Noche de espíritus danzantes en floresta

Domingo 18 de octubre. Noche tranqui. Va terminando el Día de la Madre. No parece que fuera a pasar mucho que digamos.
Llegamos a la “Acrópolis de Luisa” y algunos que otros personajes adornaban la entrada. Nos encontramos con Germán “la bestia” Giordano, voz de “Raza de Venganza”, que pasó un rato para estar con amigos.
Decidimos entrar. No pasaba demasiado, hasta que se escuchó:- “Buenas noches...Esto es Cuatro Colores!!! Y empezó lo que sería una fiesta.
Martín (voz), comenzó abriendo la puerta del infierno con “Tornado”, para que sepamos lo que es bueno. Cantando hasta hacer explotar sus venas, y bailando (o invocando a quién sabe qué) dejó sentado que al momento de expresar, te lo puede contar......y de varias maneras.
Leonardo (guitarra) te sacaba del infierno y lograba llevarte al espacio con su Telecaster, mientras parecía estar muy lejos....ojos cerrados.....dedos y sentimientos haciendo volar la guitarra.
Meguy (percusión), casi un dandy, aportó la sutileza a semejante viaje...porque fue eso....un viaje!!!!!
Damián (besando la armónica), me hizo dar cuenta de que es suficiente sólo un momento para embellecer una obra con algunas notas.
Pía (bajo) y Khoma (batería), para aplastar los oídos con placer, son la base fundamental para este trip que propuso Cuatro Colores.
Boncha, La Nostalgia y Pulenta Pulenta son algunos de los títulos que desbordaron la noche.
Y para el final, el primer espíritu danzante -Luca Prodan- se hizo presente en la intro de “Perdidos”. Pero...mejor no hablar de ciertas cosas...
Si tenemos que hablar de una banda que sabe lo que hace arriba de la escena, sin olvidarse de todos los que estábamos ahí...aprendices de demonios...muertos de placer, tenemos que hablar de Cuatro Colores.

Técnicos, pero con sangre. Salvajes, pero sin desbocarse. Se entienden a la perfección y lo disfrutan...y lo hacen disfrutar.

Y bue....un respiro no viene mal...Dimos unas vueltas y repentinamente un láser atraviesa un telón que ocultaba algo que todos estábamos esperando. Una lluvia de papelitos anunciaba la salida a la cancha de un equipo de aquellos. La Acrópolis, casi a tope, celebraba el estallido que se producía arriba del escenario con la banda de Chaca (que a esta altura es la banda de todos). Gente de barrio, nos cuenta quién manda. Matu, Moro, Dario, Mochi y Ale, son los centuriones
que respaldan a Chaca, un gladiador que no teme a las bestias que pueda encontrar ahí, haciendo pogo, ni teme a las cosas de la vida.

Apenas si pasó el primer round, y como si fuera poco, para el segundo asalto sube “La Bestia”, pero en este caso no es para enfrentar al gladiador, sino para cantar junto a él. Chaca y Germán (voz de Raza de Venganza) no sólo cantaron a dúo: se divirtieron, se disfrutaron, nos hicieron disfrutar, y con apenas unos minutos de música y voces poderosas, nos volaron la cabeza.
Ya avanzado el recital, llegó el segundo espíritu danzante. La otra perla de la noche, vestida de homenaje a Richard Wright -tecladista del siempre mítico Pink Floyd-, nos puso la piel de gallina. Ni siquiera los problemas de sonido del lugar nos privaron de Comfortably Numb. (Debo confesar que es un tema que me deja con los ojos llenos de lágrimas).
Siguió la fiesta. La gente no se quería ir del lugar. Chaca tampoco. Pero no quedaba otra, así que el final llegó con todo el personal de Gente de Barrio -banda y staff- arriba del escenario.
Chaca y compañía no se cansaron de agradecer al público. Pero en realidad, los que tenemos que agradecer somos nosotros...